Ocean Alley llenó el Lunario de vibra, groove y pura magia australiana
Anoche, el Lunario del Auditorio Nacional se convirtió en una ola gigante de buena vibra. Ocean Alley regresó a México y lo hizo a lo grande: con un show que combinó groove, psicodelia, rock suave y ese toque playero que los hace inconfundibles.
Desde el primer acorde, el público se dejó llevar. Las luces cálidas, el sonido envolvente y la energía relajada —pero poderosa— de la banda crearon una atmósfera imposible de romper. Cada canción fue un viaje, de esos que no quieres que terminen, y el Lunario se volvió un mar de voces cantando al unísono.
Temas como Confidence, Touch Back Down y Knees fueron de los más coreados de la noche, desatando una conexión brutal entre la banda y sus fans. Ocean Alley se mostró natural, entregado y feliz de estar frente a un público mexicano que no paró de aplaudir, gritar y bailar hasta el final.

No hubo pantallas gigantes ni efectos desbordados; solo música honesta, luces cálidas y una energía real que terminó por conquistar a todos los presentes. Al salir, era imposible no escuchar a la gente repitiendo lo mismo: “Qué show tan impresionante”
Ocean Alley dejó claro por qué su mezcla de soul, surf y rock psicodélico ha cruzado fronteras. Y anoche, en el Lunario, lo volvieron a demostrar: México los ama, y ellos también se sienten en casa.
